Nikola Tesla (Smiljan, 1856 – Nueva York, 1943) es “el genio al que robaron la luz”; pese a sus más de 800 patentes sobre inventos, muchos de ellos relacionados con la Electricidad, el mérito histórico recayó en otros científicos como Edison o Marconi.
Pero lo cierto es que Tesla no sólo aportó a la humanidad la corriente alterna y la radio, también fue pionero en tecnologías visionarias en su época tales como la robótica, los aviones de despegue vertical, las armas teledirigidas, las lámparas de bajo consumo, las energías alternativas o la transmisión inalámbrica de electricidad.
Tras muchos años de incompresible olvido, la ciencia y el arte se han puesto de acuerdo para consagrarlo como verdadero fundador de la tecnología moderna.
Hoy en día, Tesla es incluso un icono de la cultura popular, presente en videojuegos, cómics, literatura, películas, canciones, series y miles de páginas web; introducir su nombre en Google puede llegar a arrojar 5 millones de resultados. Y deambular por ellos es asistir a un cruce de referencias en las que realidad y ficción terminan confundiéndose.
De lo que no hay duda es que la visión de Nikola Tesla pretendía cambiar el mundo y el mundo cambió a imagen y semejanza de su visión. Tesla guardaba una profunda fe en la capacidad de la invención humana; creía en los beneficios del progreso como solamente las generaciones de la Primera Guerra Mundial podían hacerlo.
Muchos de sus vaticinios como la transmisión inalámbrica de información, sonido e imágenes o sus advertencias sobre los riesgos producidos por el uso irresponsable de la energía han cobrado vida en nuestros días, más de un siglo después de que fueran enunciados ante un público que no supo entender de lo que hablaba.
Ni siquiera el mismísimo Thomas Alva Edison (1847-1931) lo entendió, llegando a decir de él:
“¿Tesla?. Sí… Tuve un aprendiz con ese nombre hace mucho tiempo. Un europeo estirado, sin pizca de gracia. No me extraña que muriese olvidado: el pobre diablo era un desastre; incapaz de llevar sus negocios. ¿La corriente alterna?. Un tema claramente sobredimensionado. Pregunte a cualquiera quién inventó la bombilla, todo el mundo lo sabe: ¡Edison!. Pregunte qué inventó el tal Tesla, ¡Apuesto cincuenta de los grandes a que nadie le da una respuesta!”
Ni tampoco Guillermo Marconi (1874-1937) quien mantuvo una larga disputa con Tesla sobre la “paternidad” de la radio; en 1893 Tesla consiguió transmitir energía electromagnética sin utilizar cables, creando así lo que sería el primer radiotransmisor de la historia. Marconi hizo su primera retransmisión de radio en 1895, y en 1897 Tesla presentó una patente sobre el tema comenzando entonces un litigio que no fue resuelto hasta 1943 (meses después que Tesla hubiese muerto solo y arruinado en un hotel de Nueva York) cuando la Corte Suprema de EE.UU falló a favor de Tesla como el verdadero inventor de la radio al reconocer que Marconi había utilizado hasta 17 patentes de Tesla para la creación de su patente sobre la radio.
Pero el premio Nobel ya se lo había llevado Marconi en 1909… como bien se encargó de recordar el italiano:
Il signore Tesla me acusó de haberle usurpado sus patentes… ¡Falacias!. La verdad es que mientras él perdía el tiempo con Dios sabe qué, yo conseguí la primera transmisión de radio inalámbrica a través del Atlántico, toda una hazaña. Simplemente fui más práctico y sensato que él, nadie puede culparme por ello. La Academia Sueca reconoció mis méritos. ¿Qué importa que el Tribunal Supremo de EE.UU diera finalmente la razón a Tesla?. El Nobel es el Nobel.
Para saber más sobre Nikola Tesla pulsa el enlace “La Guerra de Corrientes; Tesla & Edison”