Nacido en la ciudad alemana de Magdeburgo el 20 de noviembre de 1602, falleció el 11 de mayo de 1686 en Hamburgo.
De joven estudió derecho y matemáticas viajando tras finalizar sus estudios por Francia e Inglaterra. Tras trabajar como ingeniero en la ciudad de Erfurt (Alemania), regresó a la edad de 25 años a su ciudad natal donde intervino de forma activa en la vida política.
Tras la destrucción de Magdeburgo en el año 1631 a manos del Ejército Imperial (la ciudad era partidaria del bando protestante), en el curso de la conocida como Guerra de los Treinta Años, se exilió con su familia durante algún tiempo sirviendo bajo la bandera del rey de Suecia Gustavo Adolfo II. Finalmente regresó a su ciudad cuando ésta se encontraba en pleno proceso de reconstrucción siendo elegido alcalde o burgomaestre de la misma.
Su mayor interés en el campo de la física se centró en la creación del vacío, no limitándose a discutir (como hacían los sabios de la época) sino dedicando la mayor parte de su tiempo a experimentar; así fue como logró crear la primera bomba de vacío en el ya lejano 1650. Con este invento realizó espectaculares exhibiciones en las que mostraba las características de esta creación que eran similares a las de la bomba de agua pero de mayor hermeticidad.
Después de realizar infinidad de experimentos entorno al vacío desarrolló la obra que le haría famoso; los hemisferios de Magdeburgo. Éstos fueron utilizados en 1654 para demostrar, ante el mismísimo emperador Fernando III el poder del vacío.
Los hemisferios de Magdeburgo consistían en dos semiesferas metálicas unidas por sus bordes. Cuando se realizaba el vacío en el interior del artilugio varias yuntas de caballos, tirando de los dos extremos, no eran capaces de separarlas, sin embargo en cuanto se volvían a llenar de aire las esferas se separaban por sí solas.
Entre los múltiples experimentos que realizó figuran el de comprobar que, tal y como Aristóteles había defendido 2000 años antes, el sonido no se transmitía en el vacío; para ello introdujo una campanilla en el interior de un recipiente al que se le había hecho el vacío. También comprobó como los animales morían en el vacío y que las velas no ardían.
Fue al final de su vida cuando se interesó por la recién nacida electroestática, creando la primera “máquina eléctrica”.
Cuando falleció fue enterrado con la pomba y el boato que merecían su rango y méritos siendo inhumado en la iglesia de San Nicolás de Hamburgo. Posteriormente sus restos fueron trasladados a su ciudad natal, donde había sido alcalde, para ser depositados en el panteón familiar del convento de San Nicolás, pero cuando las tropas de Napoleón Bonaparte (1769-1821) tomaron la ciudad en 1806 transformaron el convento en un hospital y sus restos fueron desperdigados por las inmediaciones de su lugar de descanso.
Como curiosidad cabe mencionar que algunas biografías comparan a Otto von Guericke con el personaje real de aventuras infantiles el Barón de Münchhausen por sus similitudes en cuanto a brillante filósofo y con grandes habilidades para el montaje escénico, aunque evidentemente con un perfil más científico por parte de Guericke.
Ya no hay políticos así…